Y cuando ya casi teníamos atado nuestro viaje a Cuba… va y me entero que me he vuelto fotosensible. Sí. Eso. Fotosensible. Osease, que ya no puedo tomar el sol.
Espero que sea temporal. Espero que como efecto secundario de unas pastis que me estoy tomando, cuando termine el tratamiento desparezca también mi alergia solar y pueda pasarme un verano tumbado en una hamaca caribeña. Pero mientras tanto, durante el verano del 2010, mis incursiones playeras van a ser inexistentes y me limitaré a incrementar mi alter ego más gótico, o más rollo crepúsculo, no se, tendré que pensármelo.
Todo los colegas me están dando consejos rollo “pues ve a partir de las 17h”, “ponte siempre bajo una sombrilla”, “ponte protección total”, “no te quites la camiseta”… Pero la verdad es que no me apetece nada experimentar cuál es la forma ideal de ir a la playa sin sufrir la urticaria que después me acompaña dos o tres días. Prefiero tomármelo como un verano de descanso para mi piel. Como un verano diferente. Raro. Es verdad. Un verano raro. Pero verano al fin y al cabo. Supongo que como mucho, acompañaré a los amigos a la playa y los esperare con un gintonic en el bar (aún corriendo el riesgo de terminar todos los días borracho, pero de alguna forma tendré que ahogar mis penas, no?).
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